Criaturitas Una
vez se nos pegó en fiestas un tío. Hacía muchas preguntas pero lo pagaba
todo. Estuvo toda la noche aflojando la pasta y pegando la hebra. Nos estuvimos
relevando para que no se aburriera. Al amanecer desaparecieron las parejas,
se esfumaron los tríos y nos quedamos los zombis. Supervivientes de la noche.
Vampiros de teta-brik. Corazones salvajes y pies callosos. A las diez de
la mañana sólo aguantábamos él y yo. Un solisombra. Un bocadillo. Un número
de teléfono. Un burdel para toda la vida. La
madam envía sus ojeadores. Septiembre trae nuevos talentos y se lleva cedidos
por temporada. Los días son propicios. Vestuario nuevo. Lápices, ligas y toallas.
Decoración cambiante. Revuelo en el palomar. Matriculaciones tardías y
créditos de libre elección. Pisos compartidos y tareas domésticas. Tú a
Boston y yo al de carretera. Lágrimas y puñaladas. Planos-Guía y almohadones de
satén. Con tanto trajín casi
se nos pasa el aniversario. Parece que fue ayer. Aquel desayuno tardío.
Aquel telediario de ocho horas. Ya ha pasado un año. La vida sigue. Algunas caras
han cambiado. Algunos culos también. El negocio debe continuar. Oferta
y demanda. Crimen y Postigo. Acarreo las palanganas. Recorro los pasillos y escucho
los aullidos. Aquí el aula de disciplina. Allá los masajes exóticos.
Idiomas en el segundo piso. Los caballeros del banco esperando su turno. La vida
sigue y la bolsa baja. ¿Quién había pedido una toalla?. Joseba
Bosso es palanganero en un burdel
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18-09-02 |