El Pinball no es lo que era

Qué juego más estúpido, madre del amor hermoso, el pinball. No me refiero a esos pinball grasientos, llenos de quemaduras de cigarrillos y restos de pipas, no. Tatuados con círculos de vasos y botellines variados. Maltratados y vejados. Hostiados cada tarde. Todavía se encuentran algunos en garitos heavys o bares de barrio. ¿Existen empresas que los mantienen allí? ¿Tangaron al tabernero y se lo quedó en propiedad? ¿Habrá follado alguien encima hasta hacer mil bolas extra? ¿Ilustraba los pinball el mismo "artista" que las atracciones de feria? Preguntas sin respuesta para nostálgicos del mundo real. Ahora que todo es virtual y los telediarios los presenta un tío sentado en un tabuerete con el decorado, generado por ordenador. El pinball. Oh, pinball. ¡Qué han hecho de ti!

El pinball se ve triste encerrado en una pantalla. Pequeño. Disminuido en sus posibilidades gozadoras y desprovisto del erotismo. Sí, del erotismo característico de su pariente físico. ¡Esa estructura metálica!. ¡Esos arreones fuertes con los brazos y las caderas mientras suenan las campanitas! ¡Ese jugar con el pistón y la bolita al mete-saca! Para entendernos: lo que en la vida real parece un puticlub de carretera, con sus luces y sus metales brillantes, en un ordenador parece una feria americana. Una de esas del 4 de Julio paleto con algodones de azucar y olor a pollo frito. Chungo del todo.

© humorenlared.com - Actualizado el 04-08-04

Puedes ir a la anterior

Más, en el nº 61 de KARMA dice: Ya en tu punto de venta