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La primera, en la frente El
jefe me ha demostrado su confianza lanzándome en el centro de la campaña.
Su confianza ha quedado impresa en mi trasero. Los
bríos que me ha insuflado la dirección me han catapultado directamento
al Arenal bilbaino, muy cerca del objetivo que tengo anotado en un papel. Por
una vez, la logística ha funcionado y me encuentro en el lugar adecuado
a la hora prevista. Recojo el paracaídas y se lo vendo a los peruanos para
que hagan con él bragas de seda. Me quito la gafas y me dirijo hacia el
punto de encuentro: el primer piso exterior derecha del Café Boulevard,
donde el Partido del Karma Democrático va a hacer públicas sus propuestas
para ganar las elecciones. Allí
no hay nadie. Decido hacer tiempo mientras desayuno. Al décimo bollo, el
camarero se acerca y, al verme con el bolígrafo en la oreja, la cámara
fotográfica, el casete, el carnet de prensa colgado en el ojal, leyendo
el Penthouse y con la ropa raída, descubre que soy periodista y me confiesa
que la rueda de prensa ha sido el día anterior; pero que él pertenece
al PKD y que por un módico precio puede hacerme un apaño. Sólo
de pensar que he llegado un día tarde a la campaña electoral se
me sube la bilirrubina, así que decido darle al camarero el dinero que
les he sacado a los peruanos para que me cuente algo de lo que allí aconteció.
[...] José Antonio
Rodríguez |