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PKD:
La difícil tarea de conseguir
el voto inútil
El que mi jefe de la Empresa de
Trabajo Terminal ya no me considere un "gusano repelente" sino
un "esclavo miserable", me abre nuevas perspectivas profesionales.
Para él, ya no soy un mero instrumento de transporte sin raciocinio,
sino un ser capacitado para hacer bulto en un mitin. Me envía
al del Partido del Karma Democrático, cuyo candidato, Bosco el
Tosco, quiere ser alcalde de Bilbao.
TERCERA JORNADA.
La infraestructura de un mitin del Partido del Karma Democrático
(PKD) es muy funcional: consiste
en su candidato subido en una pequeña escalera, cubierto con un
paraguas y dando la murga con un altavoz. Le encuentro
en la puerta de la Facultad de Económicas de Sarriko acompañado
de su jefe de prensa y dos jóvenes que reparten pegatinas. Hasta
los profesores que le han tenido 10 años en clase le ignoran,
lo que no es óbice para que mantenga firme el ademán.
"Hola, soy el que viene a hacer
bulto", le digo. "Muy bien, colócate frente a mí y pon
cara de votante", me sugiere.
Mientras hago lo que me dice siento
cierta lástima por él. "Qué pena, un chico tan joven y
bien parecido arruinando su porvenir queriendo ser alcalde. Si
lo consigue, quedará marcado para el resto de su vida,
el pobre".
No obstante, pronto me doy cuenta
de que llegará lejos. Tosco el Bosco y su partido de...
mariachis, por llamarlos de alguna manera, piden el voto inútil,
y de eso hay una buena cantera en este país. Además, en un alarde
de sinceridad, en su programa da 13 razones para no votarle y
evitar así que un calamidad ocupe el sillón de alcalde
de la Villa. Lo que no sabe es que los sillones y los calamidades
se atraen, y si uno cae en la carrera hacia el cargo, otro ocupará
rápidamente su lugar. Es lo que hay. Lo dejó escrito Schopenhauer
en una servilleta de papel de un Burger King.
El Partido del Karma Democrático
lleva una trayectoria imparable. En las elecciones generales de
2000 consiguieron 14.000 votos. En las autonómicas
de 2001, les votaron 2.000 personas. A las municipales
se presentan con una perspectiva inmejorable, sobre todo, teniendo
en cuenta que su lema es: "¡Hasta la derrota, siempre!" La campaña
la sufragan con 1.200 euros que han reunido con los cambios que
la gente olvida en las cabinas telefónicas. Pese a que el PKD
es la quinta fuerza en Bilbao, nadie les toma en serio.
Se quejan de que los municipales no les dejan poner sus trípodes
informativos en la acera y de que una niña casi les pinta unos
bigotes en el póster electoral. "Bosco habría tenido que dejárselo
crecer, porque no tenemos dinero para hacer uno nuevo", me informa
el jefe de prensa para ganarse el sueldo. Uno de sus proyectos
estrella es unir las dos catedrales de Bilbao, San Mamés y Begoña,
en un mismo edifico, y crear un parque temático sexual en Artxanda,
pero creen que Aznar les va a robar la idea porque inició allí
su campaña. Todo les sale mal. "Para pegar los carteles -confiesa
Bosco- nos compramos un cubo y una escoba. La mejor que
había en el mercado. Por la noche nos dimos cuenta de que no cabía
en el cubo y que sólo podíamos untar la mitad. Eso fue antes de
que nos la requisara la Ertzaintza por poner carteles fuera de
los tablones de anuncios. Tuvimos que seguir con una fregona
recogida de la basura. El mango tenía un clavo suelto y
me pinché con él, y a las seis de la mañana me llevaron a urgencias
a que me dieran la antitetánica. Allí perdí el conocimiento
y vi un túnel blanco con un punto negro al fondo, que resultó
ser una ladilla... " La historia sigue, pero escucharle no
entra dentro del convenio de los que hacemos bulto. Con
las mismas, me largo.
Texto: José
Antonio Rodriguez
Fotos: TKS Creativos
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