Manifiesto
nº1 del PKD, mayo del 2.000. Tú
eres un agente patógeno. Sí,
tú. A estas alturas
está más claro que el agua que las elecciones se van a adelantar en el País Vasco.
¿No leéis los periódicos?. Ni falta que hace. Ya los lee por ti el Comité Central
del PKD. Y tampoco pienses, también lo hace el PKD por ti.
Y también nos tiraríamos a quien fuera por ti.
Bueno, a la gorda del nº 13, no.
Incluso estamos dispuestos a descifrar las cosas que dice Carlos Iturgaiz pagándonos
un logopeda. Pero no
divaguemos. Lo que ayer
era hipótesis hoy es tesis y mañana será fimosis. Elecciones anticipadas en un
país anticipado para después del verano. Ya
van llegando vuestras cartas y e-mails para el casting a lehendakari.
Ya van llegando las uvas de la ira, los plátanos del odio y las mandarinas de
la política. Es la primavera del PKD. Todos
queréis un puesto cómodo y soleado pero sin pasar demasiado calor.
Pero que sepas que nos enfrentamos al silencio y la mordaza: éramos los graciosos
hasta que nos convertimos en opción de gobierno.
Sí, tú ríete. Contados han sido los medios que se hicieron eco de nuestra irrupción
voluntaria del embarazo democrático.
Que se han hecho caquita, vaya. "De
esto no se vuelve a hablar" son palabras textuales pronunciadas en más de un consejo
editorial... constatado queda. Y
claro, los plumillas que simpatizan con la causa no van a poder ayudarnos porque
tienen que comer caliente o frío según sea su contrato. Como la mayoría no tienen
contrato, pues peor todavía.
"Así ha sido y así se lo hemos contado", mutado en "Como no se lo hemos contado,
no ha sido". Lo que
pasa es que sí ha sido. Así
que ya sabes, simpatizante listillo, votante contumaz, lector desaprensivo...
tu primera labor será
boca a boca (a ver si así pillas aunque sea un herpes). Pasa la bola de que nos
presentamos, de nuestros resultados, de nuestra página web,
del casting a lehendakari... .
Ya estás tardando en contárselo a Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón.
Documéntate en la web y extiende la infección. Tú eres nuestra
radio, nuestra televisión, nuestra voz, nuestra espora, nuestro agente patógeno...
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