KARMA dice: excursiones didácticas presenta:

¿Mejor están ahí que drogándose?

Un viaje alucinante al fondo del disco duro

Miles de lucecitas brillantes alumbran la noche en la Feria de Muestras de Bilbao. Sonido de dedos aporreando teclados, murmullos de satisfacción y palabras para iniciados, zombis de ojos extraviados... son las 4 de la mañana. Un grito surca el aire "mieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeerda, ya me han matado otra vez". Es la euskalparty, la convención de ciberfrikis más importante de Bilbao.

Las cyberpartys tienen su origen en ritos iniciáticos practicados por los pueblos galos que pasaron de ser cazadores a ganaderos allá por..., bueno, antes de que naciera Lina Morgan. En aquellas remotas épocas, en las noches de luna llena, los claros de los bosques se llenaban de briosos jóvenes con su ganado favorito. Tras ingerir hongos alucinógenos y a lo largo de 72 horas intercambiaban información y otras cosas que no pueden ser reproducidas aquí y ahora.

La juventud es alegre y combativa, cibernéticamente hablando.

Varios siglos después, las vacas y las ovejas han sido sustituidas por los ordenadores. Durante de cuatro días con sus noches, una horda de sujetos educados y aparentemente inofensivos es capaz de tomar al asalto un recinto, comportarse de manera civilizada y abandonar el mismo recinto sin haberlo reducido a escombros.

"Yo pensaba que habría que dar leña, pero lo que hago es jugar al SWAT con el chaval de la Organización" manifestó uno de los seguratas a este corresponsal.

Las ciberchicas daban mil vueltas a los cibermachos

Eso ocurrió en Bilbao el verano pasado durante los días 22 al 25 de julio. Juguemos a las probabilidades... 1.800 frikis bastante puestos en el tema de los ordenadores. De ellos, por lo menos 100 seguro que son capaces de aliviarle la cuenta corriente al segurata. De ahí para abajo: animaciones, ordenadores destripados, recursos de programación y muchas más cositas que vimos pero que no vamos a revelar, sobre todo después de lo que le ha pasado a NAPSTER. Jur, jur. Cada vez son más y están entre nosotros. El que avisa no es traidor.

Karmarada Schweijk